martes, 20 de diciembre de 2016

Terminamos proyecto .




                                                    


En estos días damos por finalizado el trimestre y nuestro proyecto , pero no la ilusión por seguir descubriendo.

Y quiero concluir con esta historia maravillosa que nos hace reflexionar.Es mi regalito de Navidad para mis papis y mamis.

Un científico vivía preocupado por los problemas del mundo y estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días y días en busca de respuestas a sus dudas.

Cierto día, su hijo Benjamín, de tan solo seis años, invadió su laboratorio decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado. Pero, viendo que era imposible sacarlo del laboratorio, el padre pensó en algo que pudiese entretenerle, con el objetivo de distraer su atención.

De repente, se encontró con una revista, en donde había un mapa del mundo. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta engomada se lo entregó a su hijo. Luego le dijo:

—Benjamín, como te gusta armar rompecabezas, te voy a dar el mundo hecho pedazos, para que lo repares tú solo sin ayuda de nadie.

Calculó que a su pequeño hijo le llevaría varios días recomponer el mapa destrozado, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba con entusiasmo: —¡Papá, ya lo armé!

Al principio, el padre no creyó que su hijo hubiera terminado la tarea. Pensó que sería imposible que a su edad lograra recomponer un mapa que jamás había visto antes.

Desconfiado, el científico detuvo lo que estaba haciendo y levantó la vista de sus anotaciones, con la certeza de que vería algo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en su debido lugar.

¿Cómo es que el niño había sido capaz de hacerlo? Entonces, cariñosamente, le preguntó: —Hijo, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste?

—Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Di vuelta los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí conocía y sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y vi que había arreglado el mundo.

Cristian Urzúa Pérez, Historias para crecer como padres, San Pablo Chile, 2010


                            

                   


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