Por qué los niños tienen sentido del ridículo
Determinadas situaciones en la vida de un niño pueden suponer que aparezcan este tipo de sentimientos: un cambio de casa, la llegada de un hermanito, el inicio de la etapa escolar.. En general, esta etapa de la vergüenza, timidez o sentido del ridículo es pasajera durando sólo unas cuantas semanas.
Lo importante para la evolución de estos sentimientos es la intervención positiva o negativa que los padres hagan a lo largo del desarrollo de sus hijos/as y del entorno.
Cómo ayudar a niños con mucho sentido del ridículo
La autoestima tiene un papel fundamental en este aspecto. Empieza a construirse durante la infancia e irá modificándose durante su desarrollo.
Las reacciones de padres, familiares, maestras/os o amigos ante lo que haga el niño son importantes desde el punto de vista afectivo y las que producen mayor impacto en la autoestima.
Por eso, son las personas afectivamente más cercanas al niño, las que pueden influir en que el niño tenga mayor autoestima y con ello, menor timidez y que el sentido del ridículo no aparezca como un problema.
Debemos....
- No poner etiquetas, ni siquiera para disculpar su comportamiento. Cuanto más le digamos y escuche que es un vergonzoso delante de los demás, más se convencerá de que lo es y más tardará en vencer su problema.
- No obligar a que haga lo que no quiere. Forzarle a dar un beso o a demostrar lo bien que hace algo, aumenta su inseguridad y, por tanto, su sentido del ridículo.
- Predicar con el ejemplo. Explicar al niño, con palabras muy sencillas, que a nosotros también nos da vergüenza preguntar cosas a desconocidos como por ejemplo dónde está una calle .Y después, ir a una persona para que nos indique dicha dirección.
- Potenciar sus relaciones con otros niños/as. Estar cerca de sus iguales y relacionarse ayudará a que trabaje el sentido del ridículo positivamente.
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